Crónica de un campeonato anunciado... ( 2da parte)

(Continuación)

La algarabía en la sala 29 del Aeropuerto Internacional de Tocumen ya era indescriptible, sólo faltaban las porras, porque ya se podían apreciar uno que otro tambor que retumbaría al día siguiente en el Estadio Nacional de Lima.
Alrededor de 30 mexicanos habíamos tomado la sala 29. Ya sentíamos la vibra del triunfo.

Llegó la hora de abordar , una vez más problemas: asientos asignados a 2 personas distintas, la mamá de Villaluz estaba desesperada porque su esposo ya estaba en el avión y ella aun no tenía lugar. Un "Ave María" le regresó el semblante y como por arte de mágia se esuchó su nombre por el altavoz... después vino el mio. Sentí alivio y fue el primer gran paso rumbo a Lima.

Si la sala de abordar era ya un alboroto, el avión con 124 pasajeros era una fiesta, de esas donde la desorganización empera.
Un caluroso saludo del sobrecargo me hizo sentir como en casa, sin pensarlo tomé mi asiento y comenzó la plática con mis compañeros de viaje quienes merecen unas cuantas líneas de éstas memorias: Mi lugar era el 5D, por tanto tenía gente de los 2 lados. A mi derecha, una mujer peruana con residencia en Orlando y trabajando en Disney World. Divorciada y ganándose la vida de "jauskiper" en los grandes hoteles de Kissimee. El motivo de su viaje no era el más placentero, regresaba a su país a ver a su ex-esposo que estaba muy enfermo. Nunca supe el nombre de mi amiga.
Turno del hombre ocupando el asiento de la ventana, todo un personaje: Klaus Schipkowski, hijo de un alemán, su madre rusa, el nacido en aguas internacionales durante una gira de sus padres, compositores de música clásica y que huían del régimen nazi. Klaus se desempeña como Director para América Latina en una reconocida firma. Además, es conductor de televisión en Perú y Colombia. Hombre polémico y culto, hizo que el vuelo se volviera ameno.

Para éste momento, llevábamos media hora de retraso y aun nos esperaban 3 horas más en el aire, pero la plática era tan interesante que el tiempo pasó a segundo plano.
Desde política, deportes, la vida en Latinoamérica y hasta la realeza inglesa fueron tópicos dentro de la charla.
En punto de las 11.15pm atterrizamos en tierras incas, la sala móvil ya nos esperaba para ser trasladados a migración y aduana.
En la fila de migración la fiesta continuaba, por el sonido del aeropuerto se escuchaban los avisos de 3 vuelos más procedentes de México. Los 15 minutos de fila fueron vibrantes, los mexicanos conquistábamos Sudamérica antes del momento estelar, sombreros de charro por aquí, matracas por allá, la pachanga se trasladó a Perú por unas horas.

Los mexicanos del vuelo 304 ya éramos grandes cuates, eso si, nadie tenía boleto para el juego. Un peruano se comprometió a conseguir entradas para todos, quedamos en que nos visitaría al día siguiente en el hotel.
Después de cruzar aduana me despedí de los Villaluz, quedando citados para antes del regreso a México.
Me acerqué al sitio de taxis de la terminal y por 30 soles (100 pesos), fui llevado al hotel Home Perú. El trslado de 20 minutos sirvió como tour limeño, incluyendo zonas como El Callao (como Neza), San Isidro (equivalente a Las Lomas) y Miraflores (Polanco).

Continuará el día de mañana (miércoles) con la 3era parte...